Bueno continúo que se me ha ido la pinza, había una cafetería a mitad del camino que nos pareció bien, y tomamos nuestro merecido desayuno (eran ya como las 10.30). ¡Ummmm, que rico que estaba todo!. Una gran taza de cafe oré (así es como lo pronuncian ellos), servida en un tazón grande como de los kellogs, acompañado por 3 mitades de sandwich vegetal con una especie de salsa tartara, todo por unos 700 yenes. Al día siguiente pensabamos repetir, de eso no cabe la menor duda. El servicio impecable, las camareras eran guapas y agradables, y la preparación del café era todo un ritual (algo lento el servicio, teniendo en cuenta que apenas había clientes en el local, pero soportable), así que éste que escribe se pidió otro gran tazón de café despierta-elefantes. En fin, en una de éstas, Francis se ha levantado y ha ido al baño, para luego minutos después, comentarnos que el water tenía la tapa caliente y disponía del "chorrillo" y el "seca-ojetes". Como no cabía esperar de otra manera, a los demás nos ha entrado de repente ganas de... ejem.... En el hotel no tenemos del modelo tan sofisticado, y bueno, unos han tenido mas suerte y otros no tanto. (Que no se me olvide comprar mañana laxante que a mi el cambio de aguas, en los primeros días lo paso fatal.) Tras la pausa, obviamente pagar, y echar nuestro eruptito, continuamos otra media hora más de paseo, y nuevamente ayudados por el camino que recorría el autobus, que cada 10 minutos pasaba por la zona, llegamos al destino: Ueno.

Francis se ha comprado unas nike por 35 euros, y Marcelo camisetas y calcetines. Yo, mohama a 500 yenes (3,5 euros) una bolsa entera, y me he puesto como el kiko. Parecía como atun, pero con un sabor más intenso, y naturalmente un peste en las manos y en la bolsa donde lo llevaba que en ciertos momentos, como que "tiraba pa-trás". Esta gente, sabe trabajar el pescado, de eso uno hay duda.
Por la estación de Shinjuku, dicen que pasan diariamente 760.000 personas, es una de las más transitadas de Tokyo, y quizás sea también la estación con mayor tránsito del mundo, hay queda eso. Para mi, no hace falta que lo digan, ni que lo escriban, ni que lo prometan. Según el tren iba aproximándose al destino, éste ha empezado a llenarse, y llenarse de gente, y cuando pensabamos que no se cabía mas, parábamos y volvía a entrar riadas de gente. Hemos ido como sardinas, y ha faltado muy poco para que la escena que se ve algunas veces por televisión, de los operarios del tren empujando a la gente con los guantes blancos, se hiciera verdad. Con deciros que quería sacar la cámara para hacer una foto, y no podía llegar al bolsillo. ¡Ay!
Despues de tanto apretujamiento, nos dirigimos a un edificio que a mi particularmente me llamaba la atención, con una altura de unos 60 / 62 pisos, y que decia 'free observatory' in floor 52, pues alli hemos ido sin pensarlo dos veces. Se llamaba "Shinjuku Sumitomo Building", y estaba saliendo de la estación del JR,
en línea recta y a la derecha una vez pasado un larguíiiiiisimo pasillo cubierto, con escaleras mecánicas en superficie para que no te cansaras tanta caminata. Tras la primera indesición y previamente observando que la gente entraba con total normalidad, los 3 gaijins se atrevieron a entrar en él.
El ascensor planta 52, subía como una bala, y se te taponaban los oidos de la presión. Una vista preciosa del Tokyo nocturno, demás rascacielos de la zona, todos con sus luces y oficinas, y en una de las ventanas veíamos justamente enfrente el edifico del gobierno metropolitano. La cena en el restaurante estupenda, en uno de la planta 50, un típico restaurante japonés, bien atendidos, y con todos los mimos y cuidados, por 49 euros. Una preparación y presentación de los platos muy cuidada.A la vuelta, un viejecito, que nos veía mirando el mapa, para volver, se nos ha acercado y ha ayudado a encontrar la estación de destino. -¿Hacia donde se dirigen?- Nos ha preguntado ¡EN ESPAÑOL!. El hombre hablaba un español muy bueno, y nos ha contado que aprendió el idioma gracias a unos cursos que seguió por televisión. Y digo yo ¿tanta cara de gaijins tenemos?, Si, si, pero además, ¿se nos nota que somos españoles?. Caramba. En éste pais uno no para de asombrarse por todo.
[Aquí nos teneis, de regreso a la estación y para no volver por el mismo camino, hemos cogido otra avenida paralela, donde casualmente se encontraba el restaurante "España"]Por hoy es todo, sed buenos/buenas, nos vemos mañana, en el último post desde Tokyo, pues nos marchamos a Kyoto, a respirar un poco de tranquilidad y paz, pero sobre todo a ver geishas, y no sabemos si volveremos (es brooooooma).
P.d. Hoy no tenemos anécdotas de Francis..... ¡¡¡ cachis !!!










































