Previa salida del hotel, hemos vuelto a decidir estirar las piernas por mayoría absoluta (que bien que somos tres porque así nunca hay empate). Además así abrimos el apetito por el camino, aparte de ahorrarnos 200 yenes del autobus. Nada mejor que una buena caminata desde nuestro querido hotel de Minami-senju en dirección a Ueno para conocer bien el barrio y fijarse en cosas que normalmente yendo en autobus, no te da tiempo. Nos han vuelto a recomendar que no lo hiciéramos (imagínate toda la fila de japoneses que esperaba el autobus, moviendo la cabeza de un lado para otro, y cruzando los brazos en forma de aspas, para indicarnos que no), pero total no tenemos otra cosa mejor que hacer. Aquí en Japón, hay muchas cosas que diariamente nos hacen llamar la atenciòn, por ejemplo, hoy nos fijamos que hay ciertas calles y/o avenidas, en donde todo el mundo se pone a vender lo mismo, curioso. -Me explico-. Vas andando, de repente te encuentras con una funeraria, unos metros mas adelante hay otra, y luego casi pegada a ésta, otra y otra y otra. Total que echas cuentas, y desde donde empieza la calle o la avenida, y hasta donde te alcanza la vista, los negocios son todos los mismos. Por éste singular barrio, teníamos la famosa "calle de las funerarias", y la glamurosa "avenida de las motos", con un buen puñado de éstas al lado y lado de la calzada, exponiendo sus brillantes últimos modelos, y tambien los de segunda mano (impecables también). Y yo me pregunto, si alguien te viene para comprar un bote de aceite para la moto, y no te quedase, ¿le mandarías a la tienda de al lado tuya? -En Japón, si, en España le mandaríamos al carrefour, para que el otro no vendiera. Este tipo de razonamiento, hace pensar que éste tipo de calles con todos los negocios iguales, pueda funcionar aquí.
Bueno continúo que se me ha ido la pinza, había una cafetería a mitad del camino que nos pareció bien, y tomamos nuestro merecido desayuno (eran ya como las 10.30). ¡Ummmm, que rico que estaba todo!. Una gran taza de cafe oré (así es como lo pronuncian ellos), servida en un tazón grande como de los kellogs, acompañado por 3 mitades de sandwich vegetal con una especie de salsa tartara, todo por unos 700 yenes. Al día siguiente pensabamos repetir, de eso no cabe la menor duda. El servicio impecable, las camareras eran guapas y agradables, y la preparación del café era todo un ritual (algo lento el servicio, teniendo en cuenta que apenas había clientes en el local, pero soportable), así que éste que escribe se pidió otro gran tazón de café despierta-elefantes. En fin, en una de éstas, Francis se ha levantado y ha ido al baño, para luego minutos después, comentarnos que el water tenía la tapa caliente y disponía del "chorrillo" y el "seca-ojetes". Como no cabía esperar de otra manera, a los demás nos ha entrado de repente ganas de... ejem.... En el hotel no tenemos del modelo tan sofisticado, y bueno, unos han tenido mas suerte y otros no tanto. (Que no se me olvide comprar mañana laxante que a mi el cambio de aguas, en los primeros días lo paso fatal.) Tras la pausa, obviamente pagar, y echar nuestro eruptito, continuamos otra media hora más de paseo, y nuevamente ayudados por el camino que recorría el autobus, que cada 10 minutos pasaba por la zona, llegamos al destino: Ueno.

Francis se ha comprado unas nike por 35 euros, y Marcelo camisetas y calcetines. Yo, mohama a 500 yenes (3,5 euros) una bolsa entera, y me he puesto como el kiko. Parecía como atun, pero con un sabor más intenso, y naturalmente un peste en las manos y en la bolsa donde lo llevaba que en ciertos momentos, como que "tiraba pa-trás". Esta gente, sabe trabajar el pescado, de eso uno hay duda.
[En la foto de la izquierda, Francis comprándose las "nike", en la derecha, las bandejas de gambones y carabineros]Bueno continúo que se me ha ido la pinza, había una cafetería a mitad del camino que nos pareció bien, y tomamos nuestro merecido desayuno (eran ya como las 10.30). ¡Ummmm, que rico que estaba todo!. Una gran taza de cafe oré (así es como lo pronuncian ellos), servida en un tazón grande como de los kellogs, acompañado por 3 mitades de sandwich vegetal con una especie de salsa tartara, todo por unos 700 yenes. Al día siguiente pensabamos repetir, de eso no cabe la menor duda. El servicio impecable, las camareras eran guapas y agradables, y la preparación del café era todo un ritual (algo lento el servicio, teniendo en cuenta que apenas había clientes en el local, pero soportable), así que éste que escribe se pidió otro gran tazón de café despierta-elefantes. En fin, en una de éstas, Francis se ha levantado y ha ido al baño, para luego minutos después, comentarnos que el water tenía la tapa caliente y disponía del "chorrillo" y el "seca-ojetes". Como no cabía esperar de otra manera, a los demás nos ha entrado de repente ganas de... ejem.... En el hotel no tenemos del modelo tan sofisticado, y bueno, unos han tenido mas suerte y otros no tanto. (Que no se me olvide comprar mañana laxante que a mi el cambio de aguas, en los primeros días lo paso fatal.) Tras la pausa, obviamente pagar, y echar nuestro eruptito, continuamos otra media hora más de paseo, y nuevamente ayudados por el camino que recorría el autobus, que cada 10 minutos pasaba por la zona, llegamos al destino: Ueno.


¡Oye, para cambiar dinero el banco, es un ritual!. Hay que invocar al todopoderoso Sr. Yen del Nippon-Ginko y seguir estos sencillos pasos: Primero entras, el tio de seguridad que te hace los 90 grados de reverencía (¡Dios, como me encantan éstas reverencias!), y seguidamente pasas a una cola, coges un númerito (aquí no vale colarse y cambiarse de fila como en el McDonalds), del numerito cuando te toca, te llaman y te sientas en una mesa, rellenas el formulario, es decir, nombre, pasaporte, pais, y donde te hospedas (muy importante que te lleves una tarjetita del hotel porque hay que poner bien la dirección), das el papel y luego te llaman de ventanilla, les indicas la operación que quieres realizar (cambio para nuestro caso) y te vuelves a sentar en tu sitio, luego te vuelven a dar otro numerito, te sientas, esperas otro rato y ya luego te llaman (a la tercera va la vencida) para terminar la transacción. ¡Uff, menudo banco!. Al final con tanto numerito de la leche, y tanto me pongo de pie, me vuelvo a sentar, hemos perdido un poco con respecto a lo que conseguimos en origen, pues el cambio efectuado ha sido tan solo de 132,70, contra los 137,98 que hicimos en España.
Y bueno, luego ya nos fuimos a Mandarake, esta vez sí, con un mapa, porque Shibuya es muy grande, y gracias a el, dimos facilmente. La tienda esta en un sub/sub/subsotano (-2), y es inmensa y tienen de todo para los frikis del Manga, del anime, de las figuritas, y de mil historias mas, no pude hacer fotos porque estaba prohibido, pero la tienda es la repera. Francis ha vuelto a llenar la cesta de muñecos, y la bolsa cuando salimos de la tienda, casi era mas grande que él. jejejeje. Yo he comprado 2 figuritas de Dead of Alive edición especial, por 7 euros. (estaban a huevo.)
Para terminar la tarde, y darle el toque final que se merece, fuimos a Shinjuku el distrito financiero, y el corazón de los sky-liners, o rascacielos.
Por la estación de Shinjuku, dicen que pasan diariamente 760.000 personas, es una de las más transitadas de Tokyo, y quizás sea también la estación con mayor tránsito del mundo, hay queda eso. Para mi, no hace falta que lo digan, ni que lo escriban, ni que lo prometan. Según el tren iba aproximándose al destino, éste ha empezado a llenarse, y llenarse de gente, y cuando pensabamos que no se cabía mas, parábamos y volvía a entrar riadas de gente. Hemos ido como sardinas, y ha faltado muy poco para que la escena que se ve algunas veces por televisión, de los operarios del tren empujando a la gente con los guantes blancos, se hiciera verdad. Con deciros que quería sacar la cámara para hacer una foto, y no podía llegar al bolsillo. ¡Ay!




A la vuelta, un viejecito, que nos veía mirando el mapa, para volver, se nos ha acercado y ha ayudado a encontrar la estación de destino. -¿Hacia donde se dirigen?- Nos ha preguntado ¡EN ESPAÑOL!. El hombre hablaba un español muy bueno, y nos ha contado que aprendió el idioma gracias a unos cursos que seguió por televisión. Y digo yo ¿tanta cara de gaijins tenemos?, Si, si, pero además, ¿se nos nota que somos españoles?. Caramba. En éste pais uno no para de asombrarse por todo.

Por hoy es todo, sed buenos/buenas, nos vemos mañana, en el último post desde Tokyo, pues nos marchamos a Kyoto, a respirar un poco de tranquilidad y paz, pero sobre todo a ver geishas, y no sabemos si volveremos (es brooooooma).
P.d. Hoy no tenemos anécdotas de Francis..... ¡¡¡ cachis !!!
1 comentarios:
Qué no tienes anécdotas de Francis? Tranquilo, mañana con las Geishas las tendrás... ;-)
Tú átalo bien para que no se pierda...
Y postea algunas fotos, vagooooooo!!!!
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